¿Te resulta familiar la situación en la que planeas hacer algo importante, pero lo pospones “para mañana”? ¿Y al día siguiente lo vuelves a posponer? Así pasan las semanas y la tarea sigue sin hacerse. Si esto te suena familiar, no estás sola. La procrastinación, o el hábito de posponer las tareas, es un problema común entre muchas mujeres. Pero se puede y se debe combatir.
En este artículo analizaremos por qué pospones tareas importantes, cómo dejar de procrastinar y qué necesitas hacer para empezar a actuar hoy mismo.
¿Qué es la procrastinación y por qué lo posponemos todo?
La procrastinación no es simplemente pereza o falta de autodisciplina. Es un mecanismo psicológico que a menudo surge por miedo a cometer errores, síndrome de la buena alumna, perfeccionismo, agotamiento emocional o incluso por un crítico interior que susurra constantemente: “No lo harás lo suficientemente bien”.
Esto es especialmente relevante para las mujeres. A menudo estamos divididas entre el trabajo, la familia y el hogar, sin dejar tiempo para nosotras mismas. Y cuando llega el momento de actuar, simplemente no tenemos energía.

Razones por las que pospones las cosas
Algunas razones típicas:
- Miedo al fracaso: “¿Y si no sale bien?”
- Perfeccionismo: “Lo haré cuando todo sea perfecto”
- Incertidumbre: “No sé por dónde empezar”
- Agotamiento emocional: “Estoy demasiado cansada”
- Falta de un objetivo claro o un plan
Es importante entender qué exactamente te impide comenzar para elegir la estrategia adecuada.
Cómo dejar de procrastinar: consejos comprobados
Divide la tarea en pasos pequeños
La razón más común de la procrastinación es que la tarea parece demasiado grande y aterradora. Intenta dividirla en acciones simples: por ejemplo, en lugar de “escribir un libro”, empieza por “abrir el portátil y escribir un párrafo”.
¿Cómo concentrarte en la tarea? Pon un temporizador de 10 a 15 minutos y dite: “Solo voy a empezar”. A menudo, el comienzo es la parte más difícil.
Libérate del perfeccionismo
La perfección no existe. Esperar el momento perfecto solo retrasa tus sueños. Es mejor hacer algo imperfectamente que no hacer nada.
Cambia tu entorno
Tu espacio influye en tu productividad. Elimina las distracciones: apaga las notificaciones, ordena la habitación, encuentra un rincón acogedor donde te sientas cómoda trabajando.
Crea rituales para comenzar a trabajar
Pequeños hábitos diarios te ayudarán a entrar en ritmo: por ejemplo, preparar un té, poner música tranquila, abrir un cuaderno y empezar.
La gestión del tiempo no se trata de controlar cada minuto, sino de crear condiciones en las que trabajar sea fácil.
Planifica con flexibilidad
Usa una agenda sencilla o una aplicación en tu móvil. Anota no solo “qué hacer”, sino también cuándo lo harás. Usa el principio de “una tarea principal al día” y verás el progreso.
Prueba aplicaciones populares de productividad como: Todoist, Notion, Google Calendar o simplemente una libreta de papel.
Soy un bloque de texto. Pulsa el botón Editar para modificar este texto. Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Ut elit tellus, luctus nec ullamcorper mattis, pulvinar dapibus leo.
Desarrolla autodisciplina
La disciplina no es un castigo, sino una forma de cuidarte. Empieza con poco: despiértate a la misma hora, dedica 10 minutos a planificar, realiza una tarea aunque no tengas ganas.
Esto genera una sensación de control y fuerza interior que necesitas para avanzar.
Encuentra tu motivación interna
Pregúntate: “¿Por qué hago esto?” Si la respuesta es “porque debo”, no te inspirará. Pero si es: “porque quiero vivir mejor, sentirme libre, realizarme” — ahí está tu verdadera motivación.
Escribe tus metas en un diario, visualiza el resultado, imagina cómo te sentirás cuando lo consigas.

¿Cómo planificar el día de forma efectiva?
- Define 3 tareas principales del día
- Empieza por la más difícil (método de “comerse la rana”)
- Alterna trabajo y descanso (técnica Pomodoro: 25 min trabajo, 5 min pausa)
- Por la noche, haz un balance: qué lograste, qué puedes mejorar
¿Cómo evitar la pereza cuando no tienes energía?
La pereza no siempre es un problema de fuerza de voluntad. A veces es una señal: “Estoy agotada”. Revísate:
- ¿Estoy durmiendo lo suficiente?
- ¿Tengo tiempo para descansar?
- ¿Estoy emocionalmente sobrecargada?
Cuidarte no es egoísmo, es una necesidad. Sin recursos no hay acción.
¿Por qué es importante actuar ahora?
Cuando pospones constantemente tus tareas, disminuye tu autoestima, aumenta el estrés y la culpa. Pierdes no solo tiempo, sino también la confianza en ti misma.
Pero la buena noticia es que la procrastinación no es una condena. Es un hábito que se puede cambiar.
Conclusión: Puedes cambiar tu día y tu vida
Empieza con algo pequeño. Elige una tarea que hayas estado posponiendo durante mucho tiempo — y hazla hoy. No perfecta, no con inspiración, simplemente — hazla.
Recuerda: no tienes que ser productiva 24/7 para tener valor. Pero tienes derecho a avanzar, a hacer realidad tus sueños y a disfrutar de la vida.